Con los ojos cegados
Por: JOSSELYN RUESTA GARAY (14 años) 3ro de Secundaria - I.E.P. Palmer School (San Martín de Porres - Lima)
- Te odio, ya no quiero volver a verte.
Porque tuve que aferrarme tanto a ti. Te creé para poder salir de vez en cuando de mi realidad y no volverme loca con todo lo que pasaba a mi alrededor, pero terminaste encerrándome en este infierno.
- ¡Te odio maldito! ¡Sácame de acá! ¡Déjame salir!
- ¡Cállate de una vez! Acéptalo ya, él solo quería que hagas un mundo perfecto, perfecto para él, donde tuviese el control para dejar de ser un simple peón que te proteja de nosotros. Y cuando obtuvo lo que quería, te dejo de necesitar. Solo le estorbabas. Acéptalo ya.
- ¡Cállate! Todo fue culpa de ustedes, fue culpa de ese estúpido viejo y de...
- Y de ti.
- ¡Cállate! Por lo que más quieras, cállate...- Repetí una y otra vez entre lágrimas.
La bestia tenía razón yo lo cree y él solo me uso cuando debió ser al revés. Lo creé con el fin de escapar de esos monstruos, inferiores a la bestia pero igual de molestos, aquellos monstruos que se pegaban como sanguijuelas a la gente, aunque nadie los veía además de mí. Ellos se encargaban de que la gente muriera. Te confesaré un secreto, nada ni nadie muere por "causas naturales". Ellos les arrancan el alma hasta agotar su último aliento para devorarla en un par de segundos. Disfrutan el mordisquear y arañar internamente a los humanos, sabiendo que ellos no los pueden ver les hace sentir superiores.
La bestia los controlaba y cuando se percató de que yo los podía ver, mandó matar a cualquiera que me podría creer, dejándome sin familia y con la única opción de vivir en las calles, siendo tratada como la loca que aparento ser.
Pero bueno... el caso es que ya no lo soportaba más y te creé con el fin de tener con quien soñar y asegurarme de no volver a tener pesadillas nunca más. Te mostré el reducido mundo que conocía y al no conocer más, creamos un mundo distinto y mejor. Pero como en todo cuento de hadas la felicidad no duró mucho. Tuve algunos problemas con el mundo real y me topé con aquel anciano que me cuestionó que ya era tiempo de quedarme con él en ese mundo que odiaba pero que era parte de mí. Para ello debía ofrece en sacrificio a quien más quería, y esa persona eras tú, ya que eras lo único que me quedaba. Te tuve frente a mí, dormías tan pacíficamente, tanto que me dolió haberte quitado la vida, pero al menos estaríamos juntos en mis sueños.
Al estar de nuevo frente a la puerta que separa nuestros mundos, apareció un ente encapuchado que me dijo: - Solo soy una humilde mensajera; él ya tomo el control de este mundo y no quiere que interfieras. Si te ve, te eliminará y no solo de este mundo, te eliminará para siempre.
No sé quién era, pero se veía triste, parecía sufrir al pronunciar esas palabras. Su rostro me pareció familiar, pero no comprendía dónde lo había visto antes... Entonces entendí que era idéntica a mí. Mientras se desvanecía en el umbral, solo repetía que lo sentía, que era su trabajo protegerme y a que pesar de todo no podía permitirme dejar la realidad.
Ya no te volví a soñar, tampoco te volví a ver en mi realidad, ni como aquella imagen traslucida que parecía un espectro o algo así. Al regresar, la bestia se encontraba ahí, me miraba con lástima, y de pronto solo hubo oscuridad. Ya ha pasado mucho tiempo, aun discuto con la bestia pero no la veo, es más, no veo nada y si dejo de hablar tampoco escucho nada. Aunque, al cabo de unos segundos la bestia dice que estoy loca, que solo siente lástima por mí y por la gente que ya no está a mi lado por culpa mía. Aquel ente también aparece y me consuela, me dice que no le crea, que ella me mantendrá a salvo y que ya no lo necesito.
- Quiero verte, necesito encontrarte y... matarte una vez más, así lograré que tu ausencia me deje de atormentar. - Ella ya no se refería a eliminarlo físicamente, sino a eliminarlo de su mente.
El 14 de marzo el asesino al que todos temían fue encontrado infraganti mientras torturaba a un muchacho que interceptó a unas cuadras de la Universidad San Marcos, los policías llegaron justo a tiempo e impidieron el homicidio. El temible asesino resultó ser una chica de 14 años, que en su estado de delirio se declaró inocente y que el culpable de todas esas tragedias era una gran "bestia", la cual vivía alimentándose y torturando a todos.
Gracias a los testigos el caso de aquella chica fue investigado rigurosamente, con la decisión final de llevarla al manicomio para que reciba tratamiento psiquiátrico, del cual se dice que nunca salió.